Mi granito de arena

…compartiendo mis recursos.


Leave a comment

¿Por qué hago lo que hago?

Esto solo  me lleva a 3 sencillas respuestas:

 

1.- Hace algunos años estaba terminando la relación de pareja ,hasta entonces más importante para mí, mientras mi hermano estaba por casarse. Un día desayunando, mi hermano me dijo: “No te has puesto en paz con que no depende de ti que tu relación dure”. Muy encabronado, le respondí: “Con esa pinche mentalidad para qué te casas” y el serenamente contestó: “Yo no sé lo que me espera en un futuro; quizá no funcione el matrimonio, quizá ella se enamore de alguien más, quizá alguno de los dos muera… lo que sí se y depende de mí, es hacer lo mejor que pueda para que esto funcione”.

Desde ese día he adoptado esa visión de pareja y me ha sido muy útil; llevo casi dos años en una relación de pareja con mucho amor y admiración mutua. El vivir nuestro proceso emocional nos ha ayudado a crecer mucho, como pareja y como individuos.

Simplemente hacer lo mejor de mí para que la relación funcione, gastar todos mis recursos y de ser necesario buscar nuevos; haciendo esto por mí, no por ella ni por un resultado, para que el día que esto termine (espero que sea a los 80 rodeados de gozo y aprendizaje) pueda voltear hacia atrás y decir: “¡Lo di todo!.

 

2.- Cuando era niño escuché una canción en plaza sésamo:

 “Memo Méndez caminando

arrojo un papel aquí,

otro por allá

hasta llenar la ciudad

y si cada niño hiciera igual

todo se vería muy mal.
No habría donde jugar,
ni donde irse a parar.
Sería un mundo sucio y aburrido en verdad!!!
YUK!”
Hoy, con algunos años más, no puedo evitar preguntarme ¿y si todos hiciéramos lo mejor de nosotros? ¿Si todos apoyáramos al de a lado? ¿Si todo hiciéramos un esfuerzo por notar que el tener mucho, no necesariamente te hace sentir mejor?

 

3.-  Yo he vivido el cambio. He pasado de vivir en un mundo desconectado y violento, donde me sentía solo, vacío y sin sentido, a un mundo donde estoy pleno y conectado. Esto no quiere decir que todo sea alegría y felicidad, pero el aprender a vivir el dolor, el miedo y todas las demás emociones y – sobre todo- el aprender a utilizarlas a mi favor ha hecho que me sienta más lleno de paz. Hoy me siento realmente valioso y lleno.

Pocas cosas me dan tanto gusto como saber e ir viendo que contagiar esto es posible. He acompañado a muchos pacientes en su camino de búsqueda personal, sé que no es cosa fácil pero también sé que vale la pena.

En conclusión, hago lo que hago para dar todo de mi para crear un mundo mejor; quizá lo consiga quizá no, pero haré todo lo posible por esparcir esta chispa que me ha devuelto a la vida y me ha ayudado a acompañar a otros a volver a la vida.

Si una manzana podrida, pudre a las demás ¿no podría una manzana sana… sanarlas?